Enseñar a comer a nuestro pequeños
“Los niños aprenden de los mayores”. Esta es una de las frases que más hemos escuchado y puesto en práctica cuando tenemos a un niño cerca.
Es así, si ves a un niño cantar, cantará aquella canción que un adulto, padre, profesor, abuelo… le haya enseñado. De pequeños somos como un imán que atrae todo lo que ve a su alrededor. Sin duda, la alimentación sigue estas reglas, y una buena elección proporcionará buenos frutos a nuestros pequeños.
A diario y varias veces al día tenemos que elegir que comemos y que comerán nuestros hijos. Crear unos buenos hábitos de alimentación no tiene que resultar difícil si lo transmitimos a nuestros hijos como algo normal, y lo ven como un claro ejemplo de sus padres. Si un niño observa que en su casa se comen vegetales y legumbres de forma habitual, y también le toca un plato con su ración, adquirirá este hábito y no planteará ningún problema al comer estos alimentos.
Enseñar a comer no es solo comer verduras, frutas, pescado, etc., es enseñar a hacer elecciones inteligentes, saludables y sostenibles.
Pero la sociedad en la que vivimos no nos lo pone fácil. Como sabemos, en gran medida la educación alimentaria recae en los padres o familia, pero no toda. En la escuela se tiene que fortalecer este mensaje, al igual que debe ser apoyado por la sociedad en general. Tampoco ayudan los anuncios televisivos que ponen énfasis en alimentos “no saludables” como bollos de todo tipo, refrescos, postres lácteos o cereales de desayuno. ¿Has visto alguna vez un anuncio de berenjenas?
¿Será por eso que nuestra tasa de obesidad infantil es una de las más elevadas del mundo? Vivimos en una sociedad donde las enfermedades cardiovasculares, la diabetes mellitus tipo 2, la hipertensión y las alteraciones en las grasas están disparadas. Para hacer frente a todo esto, como adultos debemos aprender a comer saludablemente y transmitirlo a nuestros hijos. Si lo hacemos así, estaremos apostando por enseñarles unos buenos hábitos alimentarios que ayudarán a mejorar su salud y prevenir enfermedades.
La alimentación es una actividad educable, que se puede modificar y mejorar.
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