Qué comer cuando se sube a la montaña

Todos hemos ido alguna vez de improvisto a la montaña, sin apenas llevar comida o agua. Estamos seguros que nos las arreglaremos en el primer bar o refugio de montaña que encontremos.

Poco después entramos en alerta roja, ni bar, ni refugio, ¿Qué comeremos? Nos preguntamos. Estamos hambrientos, en medio de la montaña, y solo escuchamos el canto de las aves.

Pero la montaña es así, y es ella quien manda, tú tienes que adaptarte a la montaña y no ella a ti.

Una de las sensaciones más agradables que se tienen en la montaña es la de sentirse autosuficiente; llevamos todo lo que necesitamos en la mochila y la comida tiene mucho que ver con esta sensación.

Realizaremos un gasto energético considerable, y una buena alimentación nos será necesaria para obtener energía y disfrutar del día. Debes pensar bien qué comida vas a meter en la mochila, no hay que tener en cuenta solo la composición nutritiva de los alimentos, sino también su peso y tamaño. Lo justo y necesario para que no te sobre comida pero que tampoco te falte.

No te olvides de los líquidos y pon en tu mochila unos dos litros de líquido, ya que puede ser que durante el camino no encuentres ninguna fuente. Más vale ser precavidos. El agua como todos sabemos es la mejor opción. Bebidas energéticas o isotónicas, además del líquido, nos aportaran las sales minerales perdidas por el sudor, así que también son recomendadas.

El desayuno es fundamental y debe ser lo más completo posible. Una buena dosis de hidratos de carbono, para el aporte de energía rápida y de energía de larga duración, necesaria para el esfuerzo físico que se va a realizar, un poco de proteína y poca grasa serán el desayuno ideal.

Pan, cereales o galletas nos aportaran energía rápida. Los podemos acompañar de proteína como queso o jamón. Un lácteo es un alimento completo que nos aportará buenos nutrientes, y una a dos frutas, como la manzana, pera, fresas o cerezas, será muy buena opción para darnos energía poco a poco a lo largo del camino, y ser fuente de vitaminas y minerales.

A media mañana, y después de varias horas de ejercicio, para que nuestras fuerzas no flaqueen, un pequeño tentempié nos va a ir de fábula. Los alimentos que más energía rápida nos aportaran serán los frutos secos como ciruelas secas, higos, dátiles, pasas, almendras, etc., y la fruta de absorción rápida, como plátano, naranja, melón… Galletas, caramelos o barritas energéticas juegan también un rol importante en estas paradas.

Volvemos a la marcha, y la próxima parada ya es la comida. A algunos les es más cómodo llevar un bocadillo, otros prefieren fiambrera de pasta, y los más aventureros optan por prepararse comidas deshidratadas con el hornillo. Todas son buenas opciones, escoge la que más te apetezca. Debes evitar alimentos como el chorizo, longanizas, salchichón, etc., debido a su alto contenido graso que retrasarán la digestión.

La vuelta a casa normalmente tiene lugar a media tarde. Es el momento de reponer la energía gastada a lo largo del día y de rehidratarse. Sopas y caldos en invierno o gazpachos y cremas en verano, junto con una buena ración de hidratos de carbono y alimentos proteicos harán el final feliz de tu día en la montaña.